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miércoles, 6 de abril de 2011

"La sambera", (quinta parte)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Pilar Ana Tolosana Artola, paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria.

Nota del administrador del blog:
Este relato, "La sambera", de Pilar Ana Tolosana, paciente de Ataxia de Friedreich, ha sido divido en varias partes para ser editado en este blog. En principio, se intentará editar los capítulos, numerados, en días contiguos... aunque parece inevitable que algun día haya que intercalarse algún tema de actualidad.

Para recordar:
"La sambera", (primera parte).
"La sambera", (segunda parte).
"La sambera", (tercera parte).
"La sambera", (cuarta parte).

"LA SAMBERA", (quinta parte):

- Pues mi hermana hace capoeira -dije queriendo cambiar a otro tema mucho más trivial.

Había metido la pata hasta el corbejón con el comentario de que habría sido difícil dejar todo para venir aquí... pero a mí me había parecido una forma bastante amable y correcta de seguirle el carrete. En mi mente, hacía unos momentos, todo había sonado mucho mejor.

Iba a ponerme a hablar de que mi padre fue por unos carnavales a Río de Janeiro, cuando era joven... y que conoció a mi madre en el vuelo de vuelta a Madrid: que ella era la azafata. Entonces, medité que si hablaba mucho de mis padres, Fabiola pensaría que yo tenía el síndrome de Peter Pan, o el complejo de Edipo. Presupongo que tampoco era lo más adecuado, viendo lo visto.

Por eso, continué con el tema de la capoeira.

- Tengo entendido que es un baile-lucha brasiler.

- Bueno... la capoeira es un arte marcial, en el que la música marca los pasos del "jogo" entre los contrincantes. Empezó siendo un rito de invocación a la Madre África, desde Brasil.

- Esa cría estaba muy pesada todo el día haciendo movimientos... Martelos, Rasteiras, y cosas así.

- ¡Ya! A propósito, ¿cómo está Nadia? -preguntó.

Me sorprendió mucho que conociera a Nadia. Si se conocían, y se caían bien, debía ser un mal presagio para con mi amiga, porque Nadia era una pequeña bruja, y como se le hubiera pegado algo...

- ¿La conoces?.

- Algo... Mi hermano fue profesor suyo, de capoeira.

Fue un alivio para mí que la relación entre ellas no fuera muy estrecha.

- ¡El mundo es un pañuelo! -dije, a media voz.

- A ti te conocía de antes: de una vez que fuiste a buscar a Nadia a sus clases. Te pareces mucho a ella -aclaró, acariciándome la cara.

No sé si lo de la similitud con mi hermana era mucho piropo para mí, sabiendo de mi baja estima hacia la menor. Además, en todo proceso, ella se parecería a mí, que para eso yo era mayor que la canija ésa, con aires de grandeza.

No debía haberlo dicho con mala intención... eso era obvio. Siguió peinándome con sus largos dedos... jugando con mi pelo.

- El otro día iba a invitarte a bailar, pero te fuiste en aquel instante -me atreví a decir, insinuante. No era cierto del todo, fue una idea de Santos, pero a ella no iba a contarle la verdad. La veía una presa cada vez más fácil.

- Tuve que irme. Pero, habría dicho que sí.

- ¿Y tu hermano no nos hubiera dicho nada?.

- Depende de lo que tú entiendas por bailar.

Me pareció que aquella conversación estaba subiendo de tono por instantes, y me acobardé un poco. No fue el mejor momento para amedrentarse, pero así fue. Estas cosas pasan.

- Creo que era una Bossa Bossa Nova, ¿no? -tartamudeé, levantándome de la silla con la disculpa de ir al baño.

Comprobé que, desde su asiento, no me podía ver. Entonces, cogí el auricular del teléfono, introduje unas monedas por la ranura, y marqué el número de Santos. Me disponía a alardear de mi última conquista.

Noté a Santos un poco exaltado, y con la respiración entrecortada. Preguntó por mi identidad. No me había reconocido por la voz. Eso me hizo suponer que había corrido para hacerse con el teléfono antes que ninguno de sus familiares.

- Soy yo, Santos.

- Pues en casa no estás, porque mi teléfono no ha reconocido el número telefónico de llamada. ¿Dónde te ubicas, pendejo?.

- Estoy con alguien en un bar de la Avenida.

- No, si me parece bien que te airees un poco, pero tú eras el que decía que tenías que estudiar... y no tenías tiempo para ninguna otra cosa.

- Estoy con la brasileña de ayer... con Fabiola.

Tras decirle esto, Santos se quedó callado totalmente: O le había sorprendido que hubiera quedado con ella, o estaba verde de envidia.

- ¡Menuda! Es que, como ayer te fuiste antes que nosotros, no te enteraste... -dijo, con tono de preocupación.

- ¡Pero...! ¿Pasa algo con Fabiola? -me alarmé.

Santos me contó que el chico del bar no era su hermano... que era su exmarido. Y a mí sólo me estaba utilizando para darle celos. Y que éste estaba loco por ella, pero había venido aquí queriendo olvidarla, porque en Sao Paulo le había sido infiel con un empresario de LGE.

- Si eso es verdad, me ha contado el cuento de la Caperucita... ¡Espera...! ¡Ella no ha querido que él nos viera!.

- ¡No seas tonto, chaval! El que se mete en líos de pareja, acaba lamentándolo -advirtió Santos, muy seguro de sí. Fue lo último que le oí decir aquel día... y es que el teléfono se cortó.

No había metido mucho dinero. Y tampoco quise reanudar la llamada. Con lo que mi amigo me había dicho, estaba tan desconcertado, que no sabía si irme al baño, y huir por la ventana, como hacía siempre el bueno en las películas de acción.

En fin, yo no había hecho nada malo, y escaparme así hubiera sido una descortesía con Fabiola, por muy golfilla que fuera. Además, quién sabe, cada uno tiene su propia historia. Y las cosas aparentemente más claras, son las más turbias y oscuras en realidad. Yo no soy nadie para andar juzgando a la gente. Si la chica me ha contado una sarta de mentiras, a lo mejor es lo que a mí más me convenía oír.

Iré. Me sentaré al lado de Fabiola, recordando las exhortaciones de Santos, para que no entrara en problemas de parejas... pagaré las consumiciones sin hacer preguntas... y me marcharé a casa, a conectarme a Internet. Entraré en algún chat de esos en los que la gente pierde la vergüenza, al perder voluntariamente la identidad, y transformarla en un nick con muchas equis.

(Continuará... mañana se editará el último capítulo de la serie).

Nota: Para ver en la página web de "Ataxia y atáxicos" una breve descripción, y cómo adquirirlos, de los cinco libros publicados por Pilar Ana Tolosana Artola, paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria, pinchar en el siguiente enlace: Cinco libros de Pilar Ana Tolosana.

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2- Sección "PowerPoint del día":

Para visionar y/o guardar el archivo PowerPoint, hacer click en: ¡Fumadores pasivos!.

La canción que suena en este archivo PowerPoint es bastante antigua. Está interpretada por, la argentina, ya fallecida, Libertad Lamarque

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3- Sección "Artículo recomendado":

Hoy, en esta sección, se habla de un proyecto de un diseñador gráfico, Juanma García Escobar. Como ha pasado un tiempo, voy a recordar que es de Barcelona, hijo de una paciente de ataxia... y fue quien nos diseño altruistamente el Cartel para "El Día de la Ataxia, 25 de septiembre".

El proyecto consiste en distintas figuras pintadas en un plástico duro que plegado como indica el video (de un minuto... ver debajo), se convertirán en muñecos saltarines (voladores).



Advierto que la inclusión de este tema en el blog, ni tiene, ni puede tener, interés publicitario: ya que estos "figurines" no van a tener venta directa. Se incluirán en la compra de cierta marca de pastelillos y de yogures.

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2 comentarios:

  1. ¡Está emocionante, Pilar Ana!

    Un abrazo.

    Miguel-A.

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  2. Muchas gracias Miguel !!
    A ver si tenemos suerte con nuestros muñequitos !
    Un abrazo.

    Juanma

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