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domingo, 1 de agosto de 2010

De vacas y toros

Blog "Ataxia y atáxicos"
(Por Miguel Ángel Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich, de Villanueva de Odra, provincia de Burgos).

El tema de los toros está de actualidad después de haberse prohibido los espectáculos taurinos en Cataluña. Comenzaré diciendo NO ser aficionado a los toros. No estoy muy seguro, porque se trata de mi lejana niñez, pero tengo la noción de haber asistido, en toda mi vida, a un solo festejo taurino: fue a una novillada en una plaza de escasa categoría. Digamos dos: También asistí al espectáculo de "El bombero torero", que algún tonto crecido lo ha criticado, posteriormente, por parecerle discriminación, mientras a los niños nos causaba ilusión y una simpatía infinita por los protagonistas. Eran unos enanitos "toreando jocosamente" unos diminutos becerros... "charlotada"...y por cierto, la sangre y la muerte allí no existían.

La asistencia a ambos espectáculos eran promesa familiar: "Si trabajas duro durante la recolección, te llevamos a las fiestas de "La Piedad", en Herrera de Pisuerga, a la charlotada, o a los toros". Y uno aguantaba el tórrido calor del estío montado sobre un trillo tirado por pareja de vacas, dando vueltas sobre las mieses. En realidad, no se tenía que hacer gran cosa, sólo empuñar una larga vara que, aunque no se utilizara, servía para que las vacas no se detuvieran en su rutinario trabajo. Lo más difícil de la tarea era (como suena) que las vacas no debían cagar sobre las mieses. El trillo, entonces, arrollaría las espigas, en lugar de desplazarse sobre ellas. Había que ponerles a las vacas un cubo al culo en cuanto se detenían y hacían mención de querer evacuar. Si no se andaba listo, y las boñigas caían sobre las mieses, era necesario recogerlas a mano, envueltas en unas pajas.

Para que, a quienes suene raro todo esto, no piensen en explotación de menores, explicaré que los adultos comenzaban las labores de acarreo (traída de las mieses a la era) a las dos de la mañana. El trillado se efectuaba, para que las mieses estuvieran resecas, con las horas de más sol. Todos los adultos, trillando, cantaban para distraerse, pero eso, no les libraba de quedarse roncando sobre el banco del trillo... incluso con el peligro de terminar rodando por el suelo. Mi difunto abuelo cantaba: "Por decir ¡viva San Roque!, / me metieron prisionero. / Y ahora que estoy en la cárcel, / ¡viva San Roque y el perro!". La segunda estrofa nunca se la oí... ¡ya estaba dormido!.

Bueno, dejando las bromas, trillar no era tan fácil como los hacíamos los niños: Con nosotros la vacas tomaban su rutina y variaban poco la ruta. Los adultos habían de dirigir a los animales por los sitios menos molidos de la torna... o corregir nuestros desaguisados, desplazando mieses con una horca. En nuestra era siempre se trillaba con dos parejas de vacas... con sentidos giratorios opuestos. Sin embargo, no había peligro de choque: bastaba confiar en los animales.

Recuerdo una vaca con la mala maña de cambiar de sentido de circulación, cuando le tocaba la peor suerte, si se percataba de ser comandada por un niño. Las instrucciones era claras: aguijonearla inmediatamente con la vara cada vez que intentara cambiar su sentido circulatorio. Posiblemente, los lectores no hayan dado con el truco de la vaca pícara: La vaca de la pareja que va por la parte exterior de la torna tiene mayor recorrido que la que va por el interior. Esto supone una gran diferencia de esfuerzo... especialmente bajo un sol abrasador que les hacía caminar a paso cansino... casi apeadas al camizo (viga giratoria que unía el yugo con el trillo).

Ya veo haberme enrollado. Siempre me pasa. Mi cabeza dictaría párrafos muchísimo más largos de cuanto mis lentos dedos de paciente de ataxia pueden teclear. Lo que, hasta aquí he querido decir es que NO soy, ni mínimamente siquiera, aficionado al espectáculo taurino. Eso no quiere decir que sea antitaurino... ni por lo más remoto. Estos personajes antitaurinos me parecen chalados, metidos a querer arreglar el mundo. Presiento que no tienen ni puñetera idea de lo que es un animal. Exagerando un poco, diría que me he criado entre vacas. Las he amado hasta llorar... y también las he llamado "putas" "reputas", y "mil veces putas" cuando me han metido la pata en el cubo de ordeño... y se jodieron diez litros de leche. Pero de estos antitaurinos, pensaría que sólo han visto animales por televisión. Les compararía con mi sobrino, que un día se negó a comer carne, porque, según él, era de "animales muertos".

- ¡¿Cómo que muertos... será que los han matado!?.

- Bueno, sí... matados y muertos es lo mismo,

Y el chaval se retiró a la cocina, y, tal vez creyó que aquello era fruto de los árboles, volvió con un bocadillo de chorizo.

Tengo la impresión de que el debate catalán sobre la prohibición del espectáculo taurino no tiene relación con el maltrato a los animales, sino que son cuestiones de intereses nacionalistas. Nada hubiera sido igual si un político del pasado no hubiese concedido a las corridas de toros la denominación de "fiesta nacional". Los políticos, como el diablo, cuando no saben qué hacer, matan moscas con el rabo... peor aún... jodido maltrato a los insectos... son aniquilados a golpe de plaguicidas y aerosoles. Y es que hablar de prohibición de espectáculos taurinos por legislar el maltrato al toro, parece no saberse, de la misa, la mitad. Y causa risa ver a los antitaurinos detrás de una pancarta diciendo: "¡Toros sí... toreros no!". ¿Pero de qué higuera se han caído estos tíos? ¿Acaso creen que van ha hallar las dehesas llenas de toros, para fotografiarse, como si fuera un safari, cuando les quiten el motivo de la rentabilidad de su existencia? ¡Son leyes de vida! Lo mismo que a mí me jodía que mi vaca metiera la pata en el cubo de leche, y me tirara diez litros. Lo mismo que, sintiéndolo en el alma me hacía vender mi vaca al matadero, porque, aún estando el la flor de la vida, había caído en la desgracia de no quedar preñada, y ya no era rentable. ¡Qué remedio!.

El toro de lidia es criado para ese fin, morir en la plaza... y sin ese cometido, no tiene razón de ser. Y por cierto, salvo ese cuarto de hora anterior a su muerte, es el animal que mejor vive durante cinco años. ¿Saben estos antitaurinos que la carne blanca es de terneros lechales estabulizados en cubículos? ¿Saben que los novillos (añojos) son terneros hacinados sobrealimentados con pienso que contiene anabolizantes y tranquilizantes legales para que engorden durante un año, como pelotitas de carne? Saben que una vaca lechera es un bicho barrigudo (tal vez modificado genéticamente), al que de dan pienso para que se hinche bebiendo (cuando mea, parece que se ha reventado una tubería)... para que dé 20, 30, 40 litros de leche diarios durante 11 meses al año... exigiéndole un parto al año (nada de montas... antitaurina al completo... inseminación artificial... y vale)?. ¿Saben que un rostrizo (cochinillo asado) es un cerdito tierno de pocos día de vida? ¿Saben que a los cerdos machos para cebo les castran (sin anestesia) a los 2 meses escasos... antes de que alos seis, sean sacrificados con cien kilos de peso? ¿Saben que un lechazo (cordero lechal) es un corderito que, aún mamando, es llevado al matadero antes de llegar a los doce kilos? ¿Saben que la caza (llamada deporte) consiste en matar a tiros de escopeta a los animales. ¡No! No lo saben. Los antitaurinos me parecen pobres ingenuos a los que cualquier día pillo con un bocadillo de chorizo... no saben que es de un cerdo a quien castraron, sin anestesia, a los dos meses, y a quien criaron con piensos con anabolizantes y tranquilizante legales para llegar a los cien kilos de peso, antes der sacrificado a los seis.

La "raza" política es peor aún. Los antitaurinos, al menos, son buena gente.... aunque ingenuos, bienintencionados. Los políticos no quieren bocadillos de chorizo... prefieren el jamón... mejor si es de pata negra... en lonchas... nada de pan. Les encanta, si se tercia, por ejemplo, saborear el rostrizo... ése tan tierno que se parte a golpes de plato... que, luego, como brindis, rompen contra el suelo. Sí, les gusta, claro... y si paga otro... mejor que mejor.

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Sección "PowerPoint del día":

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¡Una de huevos fritos!.

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